El huracán María, del cual se cumplen hoy seis meses de su paso por Puerto Rico, le marcó la cruz a quienes aún no cuentan con electricidad o residencia, mientras que otros tuvieron la suerte de tener luz en sus casas días después del ciclón y mantener a flote sus trabajos.
Ana López Bonilla, residente del Barrio Quebradillas de Barranquitas -en el interior de la isla- fue una de las damnificadas del ciclón al quedar sin vivienda por el ciclón y la posterior caída de un poste de electricidad, que la destruyó totalmente.
“Todavía estoy en ‘shock’ (conmocionada). Pero le agradezco a Dios que estamos vivos y que yo sé que vamos a luchar para perseverar”, aseguró López Bonilla en entrevista con Efe al recordar aquel día, cuando la isla recibió el peor embate natural en su historia.
Según relató esta madre de tres hijos, ella y su esposo, José A. Rivera, sabían que por la magnitud del huracán su casa no era el lugar más seguro, por lo que decidieron cobijarse en el hogar de cemento de su hija, quien vive en el mismo barrio.
Aquella fue la mejor decisión. Los temibles vientos de María comenzaron a destrozar parte de la humilde vivienda de la familia, que terminó de ser destruida cuando un poste que se instaló en el 2013 cerca de la casa le cayó encima.
“Ese poste estuvo encima dos meses. Las autoridades nos decían que si tratábamos de removerlo nos podían denunciar”, sostuvo López Bonilla aún compungida por aquel momento, que dejó a todo Puerto Rico sin el servicio de electricidad y más del 90 % sin agua potable.
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