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Planta desalinizadora trae agua a pueblos del noreste

planta desalinizadora

Loíza – Como “fan de la tecnología”, Jeroham Rivera Márquez no titubeó cuando le preguntaron si quería formar parte de un proyecto que le proveería agua potable a este y otros municipios del noreste mediante una planta desalinizadora.

A fin de cuentas, para el adolescente de 16 años sería una forma de “aprender cosas nuevas” y contribuir, a su vez, en la reconstrucción del país tras el paso del huracán María.

“Era lo menos que podía hacer. Hay personas que se están muriendo porque están tomando agua contaminada, y esto es una forma de resolverlo y evitar más casos”, dijo Rivera Márquez, quien perdió su casa de madera y zinc, en el sector La 23, cuando María tocó suelo boricua el 20 de septiembre.

No es una planta desalinizadora ordinaria. Es del tamaño de una maleta, opera con placas solares y puede moverse de un lado a otro sin dificultad. Por el momento, está ubicada cerca de la desembocadura del río Grande de Loíza, en el área conocida como El Ancón, que por muchos años –y a falta de un puente– conectó a Piñones con Loíza Aldea.

En total, 10 jóvenes están a cargo de la planta desde la semana pasada. Son de Loíza, Canóvanas, Carolina, Río Grande y Luquillo. Son, además, alumnos de Nuestra Escuela, organización sin fines de lucro, de base comunitaria, que fue contactada por el Programa del Estuario de la Bahía de San Juan para asumir la operación. La desalinizadora fue provista por GivePower Foundation, con sede en California.

“No podía ser cualquier comunidad. La falta de agua potable no podía ser el único criterio de selección. Hicimos un análisis de las comunidades costeras que tenemos y que cuentan con proyectos de educación, restauración y apoderamiento social bien establecido. Fue así como terminamos escogiendo a Loíza”, explicó la directora ejecutiva del Estuario, Brenda Torres Barreto.

Una vez seleccionada la comunidad, lo próximo fue “probar” la planta. Torres Barreto contó que se llevó a la laguna San José y la laguna del Condado, con resultados positivos. Se probó en otro punto de Loíza, hasta que finalmente terminó en El Ancón.

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