La tarde del pasado sábado, 13 de julio, el Área Natural Protegida (ANP) Antiguo Acueducto del río Piedras (AArP) se convirtió en el escenario de un emocionante encuentro entre la historia, la cultura, la tradición y las comunidades.
Esto, durante el evento ‘Estampas de alegría, ritmo y color: Areyto en el Antiguo Acueducto’, organizado por Areyto Ballet Folklórico Oficial de Puerto Rico.
Edwin Figueroa, superintendente de la Región Metro-Centro de Para la Naturaleza, sostuvo que, como parte del proyecto de restauración del AArP, se han llevado a cabo esfuerzos que han convertido el espacio en una “casa común en la que todos podemos tener una interacción, ya sea científica, educativa, de recreación o cultural”.
A tono con lo anterior y en su mensaje de bienvenida a los presentes, Karina Rodríguez, intérprete ambiental y líder de acción comunitaria de la mencionada región, describió al AArP como “un espacio para todos, que le da la bienvenida a las comunidades geográficas y a las vecinas, a nuestros turistas, educadores, académicos y escolares, entre muchos otros”.
“Hoy, vamos a disfrutar en comunidad de un espacio que fue crucial en el proceso de desarrollo de la ciudad gracias al agua que suplía a los ciudadanos proveniente del único río de San Juan: el río Piedras, protagonista de este espacio. Hoy, nos une la cultura y la música. ¡El río también baila! Nuestro río baila y canta. Esta actividad va muy a tono con lo que es el espacio y con lo que nos ofrece el río Piedras, que es un cantar de historia”, compartió Karina como preámbulo a la actividad.
Estela “Mimi” Ortiz Aguilú, directora artística de Areyto, ofreció un caluroso recibimiento a los asistentes del evento, al tiempo que explicó que la compañía fue creada en 1968 por Ricardo Alegría, primer director del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Desde entonces, la compañía -fundada por Irene Jiménez de McLean y declarada Ballet Folklórico Oficial de Puerto Rico en 1983- se dedica a rescatar y dar a conocer nuestros bailes y música folklórica en el archipiélago y alrededor del mundo.
AArP abrió sus puertas a una variada audiencia, compuesta por familias, comunidades vecinas y empleados de la organización, que disfrutaron de un vistoso, colorido y energético evento compuesto por estampas folklóricas en los géneros de campo, bomba y plena y que son parte de nuestro patrimonio cultural.
La audiencia disfrutó de un vistoso, colorido y energético evento compuesto por música y baile de nuestro folklore.
Fiesta de campo
Por medio de la voz de la talentosa Mónica Nieves (hija del cuatrista Modesto Nieves y hermana de Christian Nieves, destacado en el mismo instrumento); acompañada en las cuerdas por Orlando Laureano, cuatrista, guitarrista y profesor de música del Conversatorio de Música de Puerto Rico; un grupo de experimentados músicos y un cuerpo de baile liderado por María Lourdes Olmeda (primera bailarina), el público se transportó a una verdadera fiesta campesina durante la primera de las tres estampas de la jornada.
La velada musical comenzó con la Fiesta del Acabe, celebración con raíces en el siglo XIX en agradecimiento por el final de una abundante cosecha de café y en la que tradicionalmente el hacendado ofrecía días de fiesta a los trabajadores agrícolas y sus familias.
Mimi explicó que los bailes de la montaña son los que presentan mayor influencia europea, específicamente de España, debido a sus siglos de colonización en Puerto Rico.
La velada musical comenzó con una estampa campesina en la que se interpretaron seises y un aguinaldo.
Orlando estableció que la música de campo se caracteriza por los instrumentos de cuerda, como el cuatro y la guitarra, además del güiro o güícharo. “Estamos hablando de la evolución de la herencia española -con el cuatro- y el güícharo, que se le atribuye a los indios taínos. De ahí parten los elementos del baile, que también incluyen canto. La espina dorsal de la música de campo son los seises y los aguinaldos, que también tienen una parte cantada y de música instrumental, además de los bailes, como la mazurca, el vals y la polca. Todos esos bailes que vinieron de Europa evolucionaron, se criollizaron… el jíbaro los criollizó. Y esa es la estampa que estamos presentando”, destacó el experimentado músico.
El seis es una manifestación musical que era danzada por los jíbaros, población campesina de nuestro archipiélago. Este baile lleno de alegría, involucra a varias parejas colocadas en dos filas, con los hombres frente a las mujeres.
Dentro de los seises presentados para la ocasión figuraron el del pañuelo, el del machete y el ‘chorreao’. Mónica, además, entonó un aguinaldo. Y, mientras ocurría todo este despliegue musical, el cuerpo de baile con indumentaria alusiva a la época, recreaba con movimientos y actuaciones el contenido de los temas. Todo esto, explicó la directora artística, tiene el propósito de que la audiencia sienta y experimente el gozo de una fiesta jíbara.
¡Bomba!
La bomba fue la protagonista de la segunda estampa de la tarde, con ritmos como sicá, yubá, bámbula (bambulaé) y holandé. La bomba es un género musical que se desarrolló en el archipiélago, principalmente en zonas costeras con mayor concentración de personas esclavizadas, muchas veces, en donde ubicaban los ingenios azucareros.
En la segunda parte del recital destacaron ritmos de bomba como el sicá, yubá, bámbula y holandé.
Ángel Vega, director de música en el área de percusión y los géneros de bomba y plena, explicó que esta parte del espectáculo consiste en “una muestra de lo que es nuestro ritmo de herencia africana, nuestra bomba puertorriqueña, en la cual hay un diálogo rítmico entre el bailarín o bailarina y el que va a tocar el tambor, que es el seguidor”.
El buleador es el tambor que marca el compás; no obstante, el seguidor es pieza fundamental de la bomba, pues es el que sigue e imita el sonido de los pasos del bailador o bailadora. Otros instrumentos que se utilizan en la bomba son los cuás (palos de madera) y la maraca.
Mimi compartió que en todas las Antillas “vas a encontrar un baile con tambor y que la peculiaridad de la bomba en Puerto Rico es que acá, se da el diálogo rítmico entre el bailador o bailadora y el tocador. Esa comunicación es un reto y la bailarina le va a hablar al tambor con los movimientos de su falda. Dependiendo cómo ella mueve su falda, a la misma vez, se supone que el tocador lo capte en el momento y ese es el reto; es una improvisación. En el caso del varón, el reto se da con movimientos de sus brazos, sus piernas, utilizando alguna prenda, el sombrero o la chaqueta. La esencia de la bomba es que se vea ese diálogo rítmico entre el bailarín, bailador o bailadora y el tocador”.
Los Cepeda, de Santurce y los Ayala, de Loíza, entre otras familias, han popularizado y difundido el género por generaciones. Los Ayala, compartió Mimi, fueron asesores de Areyto.
Esta estampa finalizó con la invitación a miembros del público a que se unieran al tradicional ritmo retando con su baile al tambor seguidor; reto que fue aceptado.
Periódico cantado
Y, finalmente, le tocó el turno a la plena, una fusión entre los ritmos españoles y africanos que, en las comunidades rurales, se le consideraba un “periódico cantado”, ya que las líricas narraban noticias recientes o los chismes del pueblo.
Sus instrumentos pueden incluir maracas, panderos, tambores, congas, timbales, güiros, guitarra, cuatro, acordeón y, a menudo, los de viento, como la trompeta y el saxofón.
En la última parte del espectáculo se presentó una compilación de composiciones de plena, entre las que destacaron Te quiero ver, Qué bonita es, Viajando en el tren, Santa María y Qué bonita bandera.
Según la exposición de motivos para la creación de Ley del “Día de la plena en Puerto Rico” (Ley Núm. 221 del 13 de septiembre de 2012), existen varias teorías sobre cómo y cuándo se originó la plena; siendo una de ellas que surgió en la ciudad de Ponce alrededor de 1920. Esto, según la plena popular, San Antón.
La plena que yo conozco
no es de la China ni del Japón
porque la plena viene de Ponce,
desde el barrio de San Antón,
porque la plena viene de Ponce
desde el barrio de San Antón.
En el referido documento se establece que es probable que su origen fuera mucho antes, por composiciones que datan de 1875. Por otro lado, según estudios del ICP, la plena se originó en La Joya del Castillo, sector de la calle Castillo, en Ponce, entre el 1915 y 1921, y no en el barrio San Antón. La plena, además, ha sido protagonista de piezas maestras de los artistas Rafael Tufiño y Lorenzo Homar.
¡Qué viva nuestra cultura!
Finalizada la experiencia, el superintendente regional la describió como una muy emocionante, tanto para él como para su equipo de interpretación ambiental. “El equipo estaba muy alegre, contento y también fue gratificante ver cómo líderes comunitarios nos apoyaron y participaron del evento”, relató.
“Con el proyecto de AArP, buscamos que las comunidades se involucren y sean parte de este tipo de actividades. Al final de este evento, ver cómo líderes comunitarios nos ayudaron a recoger, fue gratificante. Es el indicador de que nosotros estamos para apoyarlos, pero ellos también están para apoyarnos a nosotros”, reflexionó Edwin.
De izquierda a derecha, una asistente del evento mientras documentaba la puesta en escena y Karina Rodríguez, intérprete ambiental y líder de acción comunitaria de la región Metro-Centro.
“Se sintieron cómodos viviendo nuestra cultura y folklore en un espacio histórico que hoy día se presta para la unión, como ha ocurrido con las comunidades cuenca arriba, media y baja por un propósito: proteger nuestro río. ¡Qué mejor que divertirnos en el río, haciendo cultura y aprendiendo!”, expresó la también bióloga y educadora.
Mimi, por su parte, manifestó emoción tras completarse la actividad y relató que, cuando inicialmente contempló a AArP como el escenario de la puesta en escena y lo visitó por primera vez, quedó “enamoradísima, pues es un lugar maravilloso para lograr el junte de la comunidad con la cultura, en este caso, de los bailes tradicionales”.
Areyto ha realizado múltiples actividades y talleres en las áreas naturales protegidas y espacios históricos que custodia Para la Naturaleza. Miguel Antonio “Toño” García, coordinador general de Areyto, describió a la compañía de baile como los actores y la organización dedicada a la conservación ambiental, como el teatro en donde el público puede disfrutar y apreciar de nuestro patrimonio natural, histórico y cultural.
Misión de vida
Desde niña, Mimi amaba el baile, particularmente, el clásico. “Pero yo era una niña asmática y en algún momento, los doctores le recomendaron a mi mamá que yo no podía seguir bailando. Eso causó en mí un dolor muy grande, porque yo quería bailar”, recordó con pesar.
Con esa pasión todavía latente en sus años universitarios mientras estudiaba matemáticas, participó de una audición para formar parte de Areyto, siendo aceptada en aquel momento como bailarina suplente. “En Areyto es que vengo a entrar en contacto con mi cultura, su música y sus bailes. Quedé enamorada. Tuve la suerte de estar al lado de la fundadora, Irene Jiménez de McLean, no solamente como bailarina, sino también asistiendo en el proceso administrativo. Ella era una persona muy sacrificada, muy entregada y ese fue mi ejemplo”, rememoró.
Desde entonces, la misión de su vida ha sido “mantener vivo nuestro legado de patrimonio cultural en el área del baile y la música tradicional”.
Estela “Mimi” Ortiz Aguilú, directora artística de Areyto, y Mónica Nieves, su voz principal, comparten la misión de preservar nuestro legado cultural por medio de la música y los bailes típicos.
Como dato interesante, Mimi compartió que el nombre de la compañía fue de la autoría de Ricardo Alegría. “Areyto era una ceremonia de nuestros taínos, en la que se reunía la tribu y se hacían celebraciones religiosas y comunitarias. También era el vehículo de transmisión de cultura. Don Ricardo vislumbró este ballet folklórico como ese vehículo para la transmisión de cultura de una generación a otra, al igual que el areyto lo fue para los taínos. Nuestro nombre lleva un peso bien grande”, afirmó.
En la misma línea, Toño García resaltó que, a raíz de esta importante petición y el compromiso aceptado, Areyto ha abrazado la tarea de rescatar y transmitir los conceptos originales de los bailes y la música folklórica del archipiélago, manteniendo de este modo, su integridad.
Mónica Nieves, que comenzó a cantar en el grupo a sus 12 años, indicó que “a través de la crianza que nos dieron nuestros padres y abuelos, queremos conservar lo que es la tradición puertorriqueña a través de la música, porque es bien importante que no se pierda. Nosotros, como jóvenes, tenemos que seguir llevando ese legado, para que nuestra música nunca muera”, recalcó, al tiempo que se mostró esperanzada al respecto, pues existe “un grupo de jóvenes que se está interesando mucho en lo que es el cuatro puertorriqueño, en cantar la trova, bailar la bomba, tocar los barriles y eso nos encanta”.