En los últimos dos años, la cantidad de donantes de órganos en la isla ha disminuido para pesar de las miles de personas que urgen de trasplantes para sobrevivir.
El año pasado, 84 personas sellaron el compromiso de salvar la vida a otros cuando la suya se apagó, lo que compara a la baja con las 88 que lo hicieron en 2016 y las 104 de 2015.
La reducción en el número de donantes es más evidente aun cuando se observa el pico de donaciones en la pasada década, que se registró en 2007, cuando 120 personas se convirtieron en donantes de órganos o de tejidos en Puerto Rico y las Islas Vírgenes.
Esta disminución, junto a otros factores externos, como la migración y los efectos del huracán María, han provocado que la cantidad de trasplantes también mermara.
Actualmente, 413 personas permanecen en lista de espera por un trasplante de riñón, otras 17 aguardan por un hígado y 12 más por un trasplante de páncreas, según datos del Centro de Trasplantes del Hospital Auxilio Mutuo, única institución hospitalaria del país que hace estas tres intervenciones.
En Puerto Rico existen cuatro programas de trasplante. Además de los tres del Auxilio Mutuo, en el Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe se realizan trasplantes de corazón, aunque, entre diciembre de 2015 y enero de 2018, se hicieron solo cuatro y hay cuatro pacientes en lista de espera.
“La clave ha sido recuperar más órganos con menos donantes”, señaló Antonio de Vera, director ejecutivo de Lifelink de Puerto Rico, entidad sin fines de lucro que promueve la donación de órganos y tejidos.
La demanda de estas intervenciones médicas, indicó, no va a la par con la disponibilidad de órganos para alargar la vida de quienes padecen enfermedades o lesiones que deterioran la capacidad de los suyos.
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