La base Roosevelt Roads cuenta con estructuras abandonadas, algunas edificaciones en uso por agencias gubernamentales y mantiene las huellas de lo que fue el hogar de la milicia estadounidense. Pero también esconde una historia arqueológica poco conocida y que guarda algunos secretos de los tiempos de nuestros indios.
En la zona se encuentra un espacio ceremonial con piedras donde alguna vez nuestros ancestros disfrutaron de la costa del municipio ceibeño. Allí, habita una imagen en petroglifos que data del año 600.
“Hay como un circuito ceremonial, donde una de las piedras es la que llamamos ‘Wuaniki Bawa’ que era, supuestamente, el dios de los mares para los taínos, como si fuera Neptuno, Poseidón para los griegos y los romanos, pues para los taínos era ‘Wuaniki Bawa’”, explicó Manuel Martínez, presidente y director ejecutivo de la Alianza Pro-Desarrollo Económico de Ceiba (APRODEC).
En la zona de ese yacimiento arqueológico -que se dice es de la época precolombina- una vez se pensó construir una marina, lo que fue motivo de lucha para APRODEC, ya que uno de sus miembros conocía de la existencia de esas piezas y alertó que el desarrollo de la zona destruiría este tesoro arqueológico.
“Logramos que esa piedra, que era de los Estados Unidos, pasara al Departamento de Recursos Naturales y, hoy en día, esas 70 cuerdas son un área protegida y está inscrita en el registro de monumentos históricos de Estados Unidos”, explicó Martínez.
El histórico lugar no es tan accesible, ya que se esconde detrás de manglares y solo se puede llegar cruzando por agua, como si la misma naturaleza quisiera proteger la historia de sus antiguos habitantes.
“No es tan fácil de llegar y quizás es mejor así porque no se vandaliza la zona. Queda en el área de la base en Ceiba, bien cerquita del antiguo muelle del Coast Guard”, dijo.
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