El biólogo y agrónomo Alcides L. Morales Pérez se adentró en las aguas de la Reserva Natural Caño Tiburones en Arecibo para buscar semillas de palma real y, sin proponérselo, encontró la segunda población de coquí llanero, una especie endémica y en peligro de extinción del archipiélago de Puerto Rico. Este hallazgo fue corroborado y publicado en la revista científica Herpetological Review, publicada por la Sociedad para el Estudio de Anfibios y Reptiles.
Previo a este hallazgo, se creía que el coquí llanero habitaba solamente en un humedal en Toa Baja. El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) le categorizó en peligro crítico de extinción y designó el hábitat como crítico, aunque esta protección fue rechazada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (USFWS, por sus siglas en inglés) ha protegido la especie, declarándola en peligro y designando el hábitat crítico para su conservación.
Morales Pérez, quien labora en la organización sin fines de lucro Para la Naturaleza como coordinador de Manejo de la Reserva Natural Hacienda La Esperanza, escuchó la vocalización del coquí llanero durante una jornada de trabajo en Arecibo en el 2022 y, en un principio, pensó que se trataba de un juvenil de reinita común. Sin embargo, el sonido le pareció raro.
Consultó entonces con sus colegas en Para la Naturaleza, Omar Monzón Carmona, especialista de Conservación y Biodiversidad, y Carlos Andrés Rodríguez Gómez, herpetólogo (especialista de anfibios y reptiles) y coordinador de Ecodetour, quienes compararon los sonidos con la vocalización registrada como referencia del coquí llanero.
Semanas más tarde, Morales Pérez y Monzón Carmona, junto con sus colegas Rodríguez Gómez, Daniel Montalvo Serrano y el biólogo Louis Santiago Brevan, notificaron el hallazgo de esta población de coquí llanero al USFWS en Puerto Rico y solicitaron permiso a la agencia para fotografiar los individuos hallados. Personal de la agencia visitó la Reserva Natural Caño Tiburones en Arecibo para corroborar y determinar acciones de conservación, según Herpetological Review.
Los ejemplares de coquí llanero fotografiados incluyen tres huevos puestos en el costado de una hoja de la planta flecha de agua (Sagittaria lancifolia), un macho cantor, una hembra adulta y un juvenil. Se midió a otro macho adulto a partir de una foto adicional, como referencia de tamaño a escala.
Este es el primer hallazgo en el municipio norteño y la segunda localidad conocida para esta especie en Puerto Rico. Ahora su distribución se extiende a 49.7 kilómetros de línea aérea al oeste de la localidad de Sabana Seca en Toa Baja.
“La identificación de los hábitats de esta especie es fundamental para encontrar otras poblaciones viables en Puerto Rico”, añadió Rodríguez Gómez, coautor de esta nota científica junto con Montalvo Serrano y Santiago Brevan.
Especie endémica más pequeña de coquí
Esta especie fue descubierta en el 2005 por el doctor Neftalí Ríos López y fue bautizada Eleutherodactylus juanariveroi, en honor al doctor Juan A. Rivero, debido a sus múltiples aportes al estudio de los anfibios y reptiles de Puerto Rico.
El coquí llanero (Eleutherodactylus juanariveroi) se caracteriza por ser la especie de rana más pequeña de Puerto Rico, cuyo tamaño promedio es 14.7 milímetros para los machos y 15.8 milímetros para las hembras.
Su coloración va desde castaño claro a amarillo, con el vientre amarillo metálico, y posee dos glándulas parótidas (post timpánicas) conspicuas. Tiene la menor capacidad de reproducción entre los coquíes puertorriqueños, produciendo las camadas más pequeñas, con un promedio de solo tres huevos por camada.
Todos los eventos reproductivos documentados hasta el momento han ocurrido en la planta acuática de agua dulce, conocida como Sagittaria lancifolia, y no aparenta tener cuidado parental, puesto que ninguna de las camadas de huevos encontradas en su hábitat ha sido observada con algún adulto cubriéndola o protegiéndola.
La frecuencia de vocalización es la más alta para las especies de anfibios presentes en Puerto Rico (aproximadamente 8 kHz), lo que dificulta su detección. Su vocalización es un “chip” de alta frecuencia.
Acciones para asegurar la protección de especies amenazadas
Para asegurar la protección y la salud de las poblaciones de esta especie es imprescindible conservar los hábitats en los que se encuentran, dijo Glorimar Toledo Soto, coordinadora de Proyectos de Conservación y Biodiversidad en Para la Naturaleza. Toledo Soto explicó que los ciudadanos tienen el deber de educarse sobre estos ecosistemas para interactuar con ellos responsablemente y tomar acciones informadas para asegurar su protección.
Una manera de acercarnos a estos espacios es a través de recorridos guiados por intérpretes ambientales y expertos en temas de biodiversidad. Para la Naturaleza ofrece recorridos abiertos al público en Áreas Naturales Protegidas a través del archipiélago de Puerto Rico, además de oportunidades de voluntariado y ciencia ciudadana que nos permiten participar directamente en esfuerzos de conservación de especies en peligro de extinción.
Si te interesa acercarte más a la naturaleza, puedes participar en nuestros recorridos guiados por intérpretes ambientales o en actividades de voluntariado y ciencia ciudadana visitando este enlace.