Orlando, Florida – La devastación que el huracán María dejó en su comunidad fue la gota que colmó la copa en el corazón de Desiree Torres en el cual, desde mucho antes, se amontonaban las razones para decidir salir de Puerto Rico y mudarse a la Florida central, en busca de mejores oportunidades para ella y sus tres hijos.
Y aunque el camino no ha sido fácil, parece que la vida va enderezando el sendero para esta mujer de 31 años. Recientemente, logró que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) le extendiera su estadía en el pequeño hotel en Kissimmee donde ha vivido desde que llegó a este estado hace tres meses.
“La estadía me la extendieron hasta el 20 de marzo y, luego de esa fecha, dicen que no se lo extenderán a nadie más. Por eso empecé a buscar trabajo y logré que me contrataran. Fui a una entrevista para un puesto de ama de llaves y me dijeron que no cualificaba para ese puesto, pero que sí cualificaba como supervisora de ama de llaves en el Wyndhan Cypress”, dijo, soltando una carcajada triunfal. Empieza a trabajar el viernes.
“Estoy contenta de verdad. Es una oportunidad de crecimiento que tendré y podré darle una mejor vida a mis hijos. Con esto, sé que podré echar pa’lante y me podré quedar, pues en la isla las cosas estaban malas. En mi pueblo en Las Piedras no había empleo y la criminalidad era demasiado. El huracán vino para darme un empujoncito para irme de una vez”, dijo.
El testimonio de Torres no es aislado. Es la crónica que se repite en historias donde cambian los nombres, pero no las razones para migrar. Así lo plasma uno de los primeros estudios sobre el éxodo boricua a la Florida, que pronostica un recrudecimiento en el despoblamiento de Puerto Rico que había iniciado durante la recesión de la última década y que cobró un impulso notable tras la devastación que el huracán María causó en la isla hace casi cinco meses.
El estudio, titulado “El éxodo boricua a la Florida; antes y después del huracán María”, fue preparado por el antropólogo Jorge Duany, un estudioso de la migración boricua, que dirige el Instituto de Estudios Cubanos y es profesor de Antropología en el Departamento de Estudios Globales y Socioculturales de la Universidad Internacional de Florida. Se basa, principalmente, en una encuesta telefónica realizada a 351 residentes de la isla entre el 10 y el 12 de enero de 2018.
El trabajo presenta detalles sobre cómo es el boricua que vive en Florida y pronostica que las proyecciones sobre la magnitud de la migración puertorriqueña a este estado podrían ser mayores de lo que se había pensado.
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